LOS ÁNGELES CUSTODIOS
1 de Octubre de 2014
Artículo escrito por Mons. Enrique
Díaz,
Obispo coadjutor de san Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Hoy
celebramos una fiesta que nos ayuda a recordar el cuidado bondadoso que Dios
tiene de todos los hombres: es la fiesta de los santos Ángeles Custodios. Todos
recordamos las oraciones que hacíamos de niños a nuestro ángel de la guarda.
Los evangelios hablan frecuentemente de los ángeles. En particular acabamos de
escuchar esta afirmación de Jesús en defensa de los niños porque sus “ángeles
ven continuamente el rostro de mi Padre”.
En
los ángeles encontramos personificada la providencia amorosa que Dios tiene de
cada uno de nosotros. En los últimos tiempos se ha puesto de moda una devoción
extraña a los ángeles. Se les mira y se les trata no como seres que dependen de
Dios, sino como verdaderos talismanes, o seres que actúan independientes de
Dios. Se les compra con oraciones y ritos extraños. Se tiene un ángel para cada
necesidad. Así lo que era una devoción que nos acercaba al verdadero Dios y nos
recordaba sus virtudes, hoy se ha tornado en un alejamiento de Dios y un culto
que no lleva al amor y al entendimiento de los hermanos, sino a una especie de
idolatría.
Hoy
debemos retornar a la verdadera devoción que nos lleva a sentir y a vivir el
verdadero cuidado que Dios tiene de nosotros. No podemos tener fe en unos seres
como si fueran amuletos para evitar los males y las enfermedades, para cambiar
a nuestro arbitrio la libertad y el destino de los hombres. La devoción a los
Santos Ángeles de la Guarda nos llevará a una verdadera confianza en el Dios
que nos acompaña diariamente en nuestro caminar, que guía nuestros pasos y que
nos da la responsabilidad en el cuidado de nuestro mundo. En particular el
texto de hoy nos insiste en esa dignidad y aprecio que debemos tener por el
cuidado de los niños que en nuestro mundo se ven tan amenazados en todos los
sentidos. Desde la pornografía y la trata de niños y niñas, hasta su educación,
diaria responsabilidad que los padres han dejado en manos ajenas.
Que
nuestra oración nos lleve a un verdadero compromiso y cuidado de los pequeños.
Nuestra oración al Ángel de la guarda despierte en nosotros el reconocimiento
al Dios que nos ama y no cuida.
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