CON LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO,
CAMPECHE EN LA MISIÓN
Artículo escrito por el Pbro.
Fabricio Calderón, Párroco de la Comunidad de san Juan
Diego, en Ciudad del Carmen, Cam., Diócesis de Campeche.
Desde el jueves 20 hasta ayer sábado 22
de Noviembre, celebramos nuestro vigésimo séptimo Congreso Diocesano de
Pastoral cuyo lema fue: «Con la alegría del Evangelio, Campeche en la misión».
El Objetivo de nuestro Congreso ha sido
«Impulsar una conversión personal y pastoral que nos lleve a la renovación de
las Parroquias promoviendo procesos de formación kerigmática, integral y
permanente de los Agentes de Pastoral para vivir en plenitud nuestra vocación
de discípulos misioneros de Jesucristo».
Para llevar a cabo esta renovación de
las parroquias es necesario renovar y consolidar algunas estructuras como son
los sectores y el Consejo Parroquial de Pastoral.
La parroquia es nuestra primera
comunidad eclesial. Así como una persona desarrolla toda su actividad vital
dentro de una comunidad natural, como es la ranchería, el pueblo, la colonia,
la ciudad…, así también el bautizado desarrolla toda su vida de fe dentro de
una comunidad concreta que es la parroquia.
Cada uno de nosotros nació a la fe
cristiana católica en una determinada comunidad parroquial; en ella fuimos
bautizados, en ella participamos en la Misa; en ella escuchamos la Palabra de
Dios; en ella nos reunimos para orar; en ella participamos en un grupo o en
pequeñas comunidades; en ella nos comprometemos en algunas actividades
pastorales…
En la parroquia, la Iglesia de Jesús se
hace concreta, es decir, visible y cercana.
La parroquia es una comunidad o familia
que vive en comunión con Dios y se propone vivir la comunión con los hermanos.
A ejemplo de la primera comunidad
cristiana, la parroquia es una familia unida por la Palabra, la Eucaristía y el
Servicio Fraterno.
Por tanto, la comunidad parroquial no
es un mero conjunto de personas desconocidas que viven en torno a un Templo
parroquial, sino que se trata de personas unidas por los vínculos de la fe, los
sacramentos y el mandamiento del amor.
Para vivir mejor estos elementos
esenciales –Palabra, Eucaristía, Servicio– y para evitar el peligro de la
masificación y el anonimato, es necesario que la parroquia se estructure en
sectores o pequeñas comunidades; entonces la parroquia se convierte en una
verdadera comunidad de comunidades.
Una opción para sectorizar la parroquia
es unir unas cuatro o seis manzanas para hacer de ellas un sector. Otra opción
es hacer un sector de cada capilla y el territorio que le rodea.
Al sectorizar la parroquia se pretende
lograr como primera meta que en cada sector haya por lo menos una persona que
visite a los enfermos, una o varias personas que den catequesis a los niños,
adolescentes, jóvenes y adultos; una o más personas que, en nombre del párroco,
visiten y acompañen a las familias que han perdido un ser querido y oren con
ellas.
A mediano plazo, la meta es que en cada
sector sea un centro de reunión donde se rece el rosario, se celebre la
Eucaristía y pueda darse una evangelización permanente.
Para que esta tarea evangelizadora sea
más eficaz ha de ser planificada (con objetivos, metas y actividades
programadas) y realizada por toda la comunidad parroquial (no solo por los
sacerdotes).
En cualquier parroquia, al
desencadenarse un proceso de planeación y de programación, surge inmediatamente
el desafío de buscar una organización que responda realmente a ese proceso. Si
se quiere la unión y, por consiguiente, la comunión se hace necesaria la
constitución de un organismo, que tenga las funciones tanto de coordinación,
como de animación y acompañamiento de todas las actividades pastorales.
Un medio para lograr una organización
pastoral que responda a las necesidades y exigencias de las comunidades, es el
Consejo Parroquial de Pastoral.
El Consejo Parroquial de Pastoral
(CPP)es un grupo representativo de la Parroquia: de sus pastorales, de sus
trabajos, de sus sectores.
Es un organismo de consulta presidido
por el Párroco, que integra a sacerdotes (que trabajan en la parroquia),
religiosos, religiosas y laicos coordinadores de las diversas pastorales, de
los sectores, de los grupos y movimientos que trabajan en las diversas áreas de
la pastoral en la parroquia. La práctica aconseja entre 20 y 40 personas,
dependiendo del tamaño de la parroquia.
Es un grupo que estudia y valora la
situación de la Parroquia y sugiere soluciones prácticas.
Pero sobre todo, el Consejo Parroquial
de Pastoral debe tener tres características fundamentales:
Es un equipo orante: No se concibe una pastoral eficaz, sin una oración
constante y fervorosa. Es un equipo pensante:
Le corresponde reflexionar, programar y evaluar todo lo concerniente al trabajo
pastoral en la Parroquia. Es un equipo actuante:
Para que su labor sea eficaz debe realizar acciones concretas.
Entonces, podemos afirmar que el
Consejo Parroquial de Pastoral, es el alma de todos los trabajos que se están
desarrollando en la Parroquia; es el motor que mueve, que dinamiza, que impulsa
a los demás a realizar su respectiva misión pastoral.

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