miércoles, 26 de noviembre de 2014

CON LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO, CAMPECHE EN LA MISIÓN

CON LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO,
CAMPECHE EN LA MISIÓN

Artículo escrito por el Pbro. Fabricio Calderón, Párroco de la Comunidad de san Juan Diego, en Ciudad del Carmen, Cam., Diócesis de Campeche.

Desde el jueves 20 hasta ayer sábado 22 de Noviembre, celebramos nuestro vigésimo séptimo Congreso Diocesano de Pastoral cuyo lema fue: «Con la alegría del Evangelio, Campeche en la misión».

El Objetivo de nuestro Congreso ha sido «Impulsar una conversión personal y pastoral que nos lleve a la renovación de las Parroquias promoviendo procesos de formación kerigmática, integral y permanente de los Agentes de Pastoral para vivir en plenitud nuestra vocación de discípulos misioneros de Jesucristo».

Para llevar a cabo esta renovación de las parroquias es necesario renovar y consolidar algunas estructuras como son los sectores y el Consejo Parroquial de Pastoral.

La parroquia es nuestra primera comunidad eclesial. Así como una persona desarrolla toda su actividad vital dentro de una comunidad natural, como es la ranchería, el pueblo, la colonia, la ciudad…, así también el bautizado desarrolla toda su vida de fe dentro de una comunidad concreta que es la parroquia.

Cada uno de nosotros nació a la fe cristiana católica en una determinada comunidad parroquial; en ella fuimos bautizados, en ella participamos en la Misa; en ella escuchamos la Palabra de Dios; en ella nos reunimos para orar; en ella participamos en un grupo o en pequeñas comunidades; en ella nos comprometemos en algunas actividades pastorales…

En la parroquia, la Iglesia de Jesús se hace concreta, es decir, visible y cercana.

La parroquia es una comunidad o familia que vive en comunión con Dios y se propone vivir la comunión con los hermanos.

A ejemplo de la primera comunidad cristiana, la parroquia es una familia unida por la Palabra, la Eucaristía y el Servicio Fraterno.

Por tanto, la comunidad parroquial no es un mero conjunto de personas desconocidas que viven en torno a un Templo parroquial, sino que se trata de personas unidas por los vínculos de la fe, los sacramentos y el mandamiento del amor.

Para vivir mejor estos elementos esenciales –Palabra, Eucaristía, Servicio– y para evitar el peligro de la masificación y el anonimato, es necesario que la parroquia se estructure en sectores o pequeñas comunidades; entonces la parroquia se convierte en una verdadera comunidad de comunidades.

Una opción para sectorizar la parroquia es unir unas cuatro o seis manzanas para hacer de ellas un sector. Otra opción es hacer un sector de cada capilla y el territorio que le rodea.

Al sectorizar la parroquia se pretende lograr como primera meta que en cada sector haya por lo menos una persona que visite a los enfermos, una o varias personas que den catequesis a los niños, adolescentes, jóvenes y adultos; una o más personas que, en nombre del párroco, visiten y acompañen a las familias que han perdido un ser querido y oren con ellas.

A mediano plazo, la meta es que en cada sector sea un centro de reunión donde se rece el rosario, se celebre la Eucaristía y pueda darse una evangelización permanente.

Para que esta tarea evangelizadora sea más eficaz ha de ser planificada (con objetivos, metas y actividades programadas) y realizada por toda la comunidad parroquial (no solo por los sacerdotes).

En cualquier parroquia, al desencadenarse un proceso de planeación y de programación, surge inmediatamente el desafío de buscar una organización que responda realmente a ese proceso. Si se quiere la unión y, por consiguiente, la comunión se hace necesaria la constitución de un organismo, que tenga las funciones tanto de coordinación, como de animación y acompañamiento de todas las actividades pastorales.

Un medio para lograr una organización pastoral que responda a las necesidades y exigencias de las comunidades, es el Consejo Parroquial de Pastoral.

El Consejo Parroquial de Pastoral (CPP)es un grupo representativo de la Parroquia: de sus pastorales, de sus trabajos, de sus sectores.

Es un organismo de consulta presidido por el Párroco, que integra a sacerdotes (que trabajan en la parroquia), religiosos, religiosas y laicos coordinadores de las diversas pastorales, de los sectores, de los grupos y movimientos que trabajan en las diversas áreas de la pastoral en la parroquia. La práctica aconseja entre 20 y 40 personas, dependiendo  del tamaño de la parroquia.

Es un grupo que estudia y valora la situación de la Parroquia y sugiere soluciones prácticas.

Pero sobre todo, el Consejo Parroquial de Pastoral debe tener tres características fundamentales:

Es un equipo orante: No se concibe una pastoral eficaz, sin una oración constante y fervorosa. Es un equipo pensante: Le corresponde reflexionar, programar y evaluar todo lo concerniente al trabajo pastoral en la Parroquia. Es un equipo actuante: Para que su labor sea eficaz debe realizar acciones concretas.

Entonces, podemos afirmar que el Consejo Parroquial de Pastoral, es el alma de todos los trabajos que se están desarrollando en la Parroquia; es el motor que mueve, que dinamiza, que impulsa a los demás a realizar su respectiva misión pastoral.




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